Me llamo Iván. Trabajo con el cuerpo — a través del masaje, la respiración y la atención a las sensaciones.
Lo hago para otros porque sé lo difícil que puede ser parar, relajarse y simplemente habitar el cuerpo.

Para mí, el masaje no es solo una forma de ayudar.
También es una manera de estar en contacto, de amar los cuerpos en su diversidad, de sentir su singularidad.
Yo también disfruto de ese intercambio: del silencio, de la confianza, de entrar juntos en un estado casi meditativo.
Siempre es un encuentro, y estamos los dos.

Respeto los límites, escucho lo que necesitas y siempre pregunto qué te hace sentir cómodo.

Me gustan las cosas sencillas: el silencio, la naturaleza, viajar, conocer gente nueva.
Me atrae el ritmo tranquilo de la vida y valoro los momentos de contacto real — contigo mismo, con otra persona, con el mundo